El hombre que tenía  Pacto Con El Diablo

 

 

Recopilación: Gaspar González Muñoz

 

 

A comienzos del 1900, se cuenta que en el pueblo de Peor Es  Nada, comuna de Chimbarongo, Sexta Región  de Chile, por las noches era común sentir ruidos de cascos de caballos que pasaban tirando un carruaje,  que llegaba a las afueras de una casa del sector, en este carro no se veía al cochero, se dice que era el diablo que venÍa a visitarlo, era un caballero importante del lugar, que se había echo de mucha fortuna y dinero y que tendría pacto con el diablo.

 

Al fallecer este hombre, sus familiares preocupados por darle una digna sepultura, le compraron una tumba en el Cementerio General de Santiago, he hicieron un velatorio y despedida con presencia de mucha gente del sector, cuando llega el momento del traslado, los caballos no podían mover la carroza, por más que los avivaran y dieran algunos azotes,  con este hecho se asustó mucho  la gente y los comentarios eran diversos.

 

En un lugar un poco más al sur estaba un cura en misiones, lo fueron a buscar, le explicaron el problema y lo convencieron de visitar al féretro, el clérigo  hizo oraciones y bendijo el ataúd, recién los hombres pudieron  levantar nuevamente el cajón y los caballos cumplir su tarea del traslado a la Estación de Quinta, actualmente bajo las aguas del embalse Convento Viejo, pues sería llevado en tren hasta la capital.

 

El ataúd iba al cuidado de dos personas, un empleado y un campesino, al poco andar del tren, en una estación cercana se sube un hombre de extraño aspecto con una enorme capa negra, se sentó muy cerca del féretro donde estuvo por largo rato en silencio y mirando sin bajar la vista, concentrado en la urna, nunca se acerco a ella, solo la miraba, los hombres que lo cuidaban se pusieron muy nerviosos por la vestimenta, la actitud, lo imponente de la figura y el misterio que transmitía, ya que al hombre la capa le escondía el rostro no pudiendo observarlo bien, ellos inquietos solo atinaban a mirar algo alejados y de reojo. En una de las estaciones siguientes este hombre se paró y se bajó, sin decir palabra alguna desapareció, llevándose el secreto de su visita.

 

Cuando  llegaron a Santiago, los familiares que esperaban en la Estación Central, tomaron el ataúd y lo sintieron muy liviano, cosa que les extrañó profundamente, lo revisaron y se dieron cuenta que la urna venía vacía, los dos hombres que iban al cuidado del féretro les entró el pánico, por las preguntas de los familiares, por no saber dar una respuesta por lo que habían visto y vivido, los campesinos tuvieron un cambio tan profundo que dejaron de hablar, nunca más lo hicieron, perdieron el control, seguramente por el terrible susto que les tocó vivir, y se trastornaron.

 

Para la época los comentarios fueron muchos, los lugareños aseguraban  que el hombre que se  veía en el coche en las visitas de noche, era el mismo que se subió al tren, y que sería este quien se habría llevado el cuerpo,  ya que   tendría un pacto con el diablo y lo habría  venido a buscar.