Los duendes juguetones

 

Recopilación: Angélica González Donoso y 

 Gaspar Gonzalez Muñoz


 

En un lugar cerca del pueblo de Peor es Nada aparecieron unos duendes muy juguetones y traviesos, que atormentaron a una familia, le tiraban piedras en el techo le hacían volar cualquier adorno, moverse algún florero de su lugar en fin.

 

Un día estaban viendo televisión, cuando de una repisa saltó un elefante de losa que se hizo polvo en el piso; esta familia estaba muy atormentada, no atinaban a que hacer para sacárselos de encima y así dejaran de molestar estos pequeños traviesos.

 

Salían a buscarlos por los alrededores de la casa, no encontraban a nadie y seguían estos haciendo de la suya.

 

Trajeron un cura que hizo oraciones, no se pasaba,  seguían estos extraños acontecimientos. Las personas continuaban horrorizadas y lo peor era que llevaban más de un mes que no podían dormir.

 

Así fue que una vecina les recomendó que fueran a ver una Meika, para que les solucionara estos extraños sucesos.

 

Esta señora llega hasta la casa un viernes al medio día, y empezó a hacer sahumerios, quemaba hojas de eucaliptos, romero, ruda y otras yerbas que usan.

 

Con el olor que dieron estas yerbas y ritos que pronunció la señora tuvieron que alejarse estos duendes, de esta casa.

 

Algunos transeúntes aseguran haber vistos a estos pequeños, salir un día bien temprano hacia la carretera y tomar un bus con destino a los bosques del sur, donde viven felices.